EL CENTRO DE NUESTRA FE.publicado 1 de septiembre 2016






Por parte del hombre, la fe lleva consigo una "aceptación" de Dios y de sus misterios. Estos misterios que el creyente acepta le son revelados especialmente en la persona de Cristo (ver Dei Verbum, 4).



En la actualidad nuestra fe cristiana heredada por los apóstoles ha sido amenazada constantemente y el centro de nuestra fe ultrajada por muchos movimientos que dicen ser Cristiano sin ver a profundidad este gran misterio con la ayuda del Espíritu Santo que es fuerza misma de Dios Padre ,Jesús se hace presente en la Eucaristía y su promesa es encarnada en ella y su pacto,su nueva alianza de amor profundo  se renueva en  cada instante .
Jesús se revela ante la humanidad con amor y entrega ,es palabra encarnada,su rostro aquí en la tierra es ver el rostro santo de nuestro Padre Celestial.

La Palabra encarnada 


Su palabra es fiel «Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo» Mt. 28, 20 Y esta presencia de Jesús se ha mantenido y guardado hasta hoy en toda su integridad en la santa Eucaristía y que sólo en la Iglesia Católica ha mantenido fiel en creer que esta allí en la sencillez del pan y en el vino y Jesús a permitido en los pasar de los tiempos  los milagros Eucarístico como regalo ,como para recordar que el cumple su promesa y que nos dice “hijos me trasformo de manera visible e inexplicable en sangre y trozos de carne” y una llamada de atención con amor aquellos que dejan de creer ,para los incrédulos para que crean en su verdadera presencia y en su palabras encarnada.






Si todos comprendiéramos bien la palabras, recibiéramos la gracias que viene en ella y que Jesús quiere dar y valoraríamos todos la Eucaristía en doblar rodillas,orar profundamente,no dejarnos adsorber fácilmente de corriente que dicen ser cristianas y que están muy incompletas en asunto de amor al prójimo y doctrinas cristianas , aquellos que dicen seguir la palabra no fueran protestantes y no predicar a mi manera (¿soberbia?) sino verdaderos adoradores de la palabra encarnada que es  "La Eucaristía"Jesús se hace presente con ayuda del Espíritu Santo que es la misma fuerza de Dios 
 con ello respetarían la autoridades y la sucesión apostólicas y aquel que no cumple su obligación deberá rendir cuenta a Dios por su mala administración .





Su rostro Santo

En el rostro de Jesús podemos ver al rostro misericordioso de nuestro Padre Celestial y en nuestra iglesia no veremos un rostro distorsionado sino un rostro completo lleno de ternura de amor,de misericordia  y no un dios de venganza sino un Dios de misericordia ,nosotros somos los que nos alejamos de su rostro, de su misericordia por nuestras acciones  negativas y por no leer y profundizar la palabra que tiene gracias celestiales que transforma y libera.

veamos ahora un documento muy interesante de una pagina de la santa sede ello esperando que sea de mucho provecho


Fuentes :http://www.vatican.va/roman_curia
  Tomado  en el documento "El Rostro de Cristo en el Rostro de la Iglesia".


La constitución conciliar Lumen gentium comienza con dos afirmaciones fundamentales:  "Cristo es la luz de los pueblos. Por eso este sacrosanto Concilio, reunido en el Espíritu Santo, desea vehementemente iluminar a todos los hombres con la luz de Cristo, que resplandece sobre el rostro de la Iglesia, anunciando el Evangelio a todas las criaturas" (n. 1). Y el documento del Concilio prosigue poniendo de relieve el carácter sacramental de la Iglesia:  "Es en Cristo como unsacramento o signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano" (ib.). En el capítulo sobre el pueblo de Dios, el texto vuelve a repetir el mismo concepto:  "Dios (...) fundó la Iglesia para que sea para todos y cada uno el sacramento visible de esta unidad que nos salva" (n. 9).

Henry de Lubac expresa de forma muy precisa esta realidad sacramental de la Iglesia diciendo que "si Cristo es el sacramento de Dios, la Iglesia es para nosotros sacramento de Cristo" (Cattolicesimo, Gli aspetti sociali del dogma, Roma 1948, p. 52). La perspectiva sacramental es, sin duda, la perspectiva teológica que permite comprender mejor no sólo el misterio cristológico, sino también el eclesiológico. En efecto, afirmar que la Iglesia es sacramento de Cristo quiere decir que tiene como único fin hacer presente y revelar a todo hombre el rostro de Cristo, "reflejar la luz de Cristo en cada época de la historia y hacer que su rostro resplandezca también ante las generaciones del nuevo milenio" (Novo millennio ineunte, 16), es decir, ser "epifanía perenne" del hombre-Dios, "el ser divino y humano al mismo tiempo, en el que lo humano es instrumento y manifestación de lo divino" (J.A. Möhler, Symbolik, 36, 6, Munich 1985, p. 333).

2. ¿De qué modo la Iglesia hace presente a Cristo y revela su rostro? ¿Qué debemos responder a los hombres que, como los Magos que llegaron de Oriente a Jerusalén para adorar a Jesús, preguntan también:  "¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido?" (Mt 2, 2).

La Iglesia cumple la misión de hacerlo presente mediante el ejercicio de su triple munus docendi, sanctificandi et regendi.

En el munus docendi hace presente el rostro de Cristo Maestro, en cuanto que él está  presente  en  su palabra leída in Ecclesia et ab Ecclesia e interpretada por el magisterio (cf. Dei Verbum, 10; Lumen gentium, 24-25; Sacrosanctum Concilium, 7). La autoridad del magisterio se ejerce en el nombre de Jesús y está al servicio de la palabra de Dios, nunca por encima de ella (cf. Dei Verbum, 10). Es Cristo quien habla a través de la Iglesia.

En el munus sanctificandi la Iglesia hace presente y revela el rostro de Cristo sacerdote. Basta recordar un texto de la constitución Sacrosanctum Concilium:  "Cristo está siempre presente en su Iglesia, principalmente en los actos litúrgicos. Está presente en el sacrificio de la misa, no sólo en la persona del ministro, (...) sino también, sobre todo, bajo las especies eucarísticas. Está presente con su virtud en los sacramentos, de modo que, cuando alguien bautiza, es Cristo quien bautiza" (n. 7).

Y, por último, en el ejercicio del munus regendi, la Iglesia hace presente el rostro de Cristo rey (cf.Lumen gentium, 21 y 27.Ver G. Philips, L'Église et son mystère au II Concile du Vatican T. I, ed.Desclée, París 1967, pp. 248-252 y 349-354. Sobre la relatividad y falibilidad de las medidas concretas en el gobierno de la Iglesia, véase la reflexión de Ch. Journet, Il carattere teandrico della Chiesa, en G. Baraúna, "La Chiesa del Vaticano II", ed. Vallecchi, Florencia 1965, pp. 359-360). Este es, tal vez, el aspecto en el que el elemento humano aparece de forma más evidente, pero tratar de disminuir su importancia y relegarlo a un segundo plano significaría prácticamente un rechazo de la lex incarnationis. Por este motivo, la constitución Lumen gentium recuerda que los obispos gobiernan las Iglesias encomendadas a ellos como vicarios de Cristo y en su nombre (cf. n. 27).

En definitiva, la Iglesia está llamada a reflejar en su rostro el rostro de Cristo maestro y profeta, sacerdote y rey, para que se pueda decir de ella, con respecto a Cristo, lo que Cristo dice de sí mismo con respecto al Padre:  "Quien me ve, ve al Padre" (Flp 14, 9). Ser reflejo de Cristo y de su rostro es su misión fundamental. Los hombres tienen el derecho inalienable de poder ver en el rostro de la Iglesia el rostro de su Señor, para que, en ella y por ella, puedan verlo y contemplarlo.



Para la honra y gloria de Dios le habla el hno. Rafael  .Del Ministerio de Apología y Adoración Católica Panamá







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